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El Arsenal invencible

  • Foto del escritor: JM Anguita Cuadra
    JM Anguita Cuadra
  • 21 jul 2019
  • 3 Min. de lectura

Decía Dalí que la perfección no se podía alcanzar. Puede que esté en lo cierto pero el Arsenal de Henry y compañía podríamos decir que la logró en 2004. Un equipo dirigido por un Wenger bastante asentado en el banquillo ‘gunner’. Desde su llegada, los londinenses fueron forjando una plantilla de lujo que iba a pasar a la historia.

Su fiel competidor fue el United de Ferguson, que contaba con Cristiano, Giggs y Ruud van Nistelrooy, entre otros. Pese a ello, los de Arsène consiguieron arrebatarle tres títulos de liga a los diablos rojos. Hoy, en “Pibe de Oro”, hablaremos de la Premier League 2003-04, la temporada del Arsenal invencible.


Tan solo un equipo había sido capaz de semejante hazaña en el fútbol inglés, el Preston North End (1888-89). Los de Lancashire lograron el título de liga con 18 victorias y 4 empates, quedando por delante del Aston Villa. Pero, tenemos que reconocer que el mérito no es el mismo. No sería justo equiparar ambos hitos porque la cantidad de partidos disputados es casi la mitad.


Por lo tanto, pasemos a analizar el curso ‘gunner’. Algo que muchos aseguran que no volverá a ocurrir (aunque el Liverpool estuvo muy cerca este año). El equipo que más goles anotó (73) y menos encajó (26), pero sobretodo, el que enamoró a todos.


Los artilleros llegaron a ganar 9 partidos seguidos en los que marcaron 21 goles. Muchos momentos y grandes partidos que llevaron al Arsenal a tocar el cielo. Si tenemos que quedarnos con un momento, podríamos elegir la jornada 6. El Manchester United recibía al club londinense y el encuentro no pudo resultar más agonizante para ambos. El partido pasó a llamarse “La Batalla de Old Trafford”.


Nos encontrábamos en el último minuto y el resultado era empate a cero. Fue entonces cuando Martin Keown cometió un penalti claro sobre Diego Forlán. El encargado de ejecutarlo fue el van Nistelrooy, que estrelló el balón en el larguero. El propio Keown y varios de sus compañeros lo celebraron en la cara del holandés mientras el árbitro pitaba el final del encuentro. Una de las imágenes más icónicas de la historia del fútbol.


Fuente: the42.ie

Algunos analistas creen que se marcó un antes y un después para el equipo de Wenger. Old Trafford fue su trampolín hacia la gloria. Posteriormente, los ‘gunners’ vencieron por 3-2 al Newcastle, remontaron en Anfield y se llevaron la victoria ante el Chelsea de Ranieri. Todos ellos rivales directos.


Y gran parte de culpa la tiene uno de los nombres propios de aquella temporada: Thierry Henry. El francés fue el jugador más importante para el técnico galo. Sus 30 goles fueron más que necesarios para llegar a la cima de este éxito. Su relevancia queda bastante reflejada cuando vemos que el segundo máximo anotador del equipo fue Pirès con 14 tantos.


Tampoco nos podemos olvidar de grandes figuras que conformaron este equipo de sueño, como Bergkamp (más ausente debido a sus 35 años de edad), Vieira, Kolo Touré, Gilberto Silva o un jovencísimo José Antonio Reyes, que ya empezaba a destacar en la Premier League.


Algunos podrían pensar que se borraron de las demás competiciones para lograr la imbatibilidad en liga. Andan muy equivocados, porque llegaron a semifinales de FA Cup y a cuartos de final de Champions League. No tenemos razones para menospreciar esta hazaña.


Una gesta de la que pocos pueden presumir, y que será difícil de volver a ver en el fútbol de primer nivel. Una plantilla y un año que será recordado por toda la afición del Emirates, que desde entonces vive momentos más bajos que altos.


Fuente: arsenal.com

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